Alexander Guerrero // El diferencial cambiario, la especulación y la inflación
El Gobierno se propone a "restituir el equilibrio" de precio del dólar, léase tasa de cambio. Desequilibrio fue la definición traída por el Presidente, es decir, un reconocimiento de un solo trancazo que hay un desequilibrio en el mercado cambiario, que hay especulación y que en cierto modo, hay dos tasas de cambio, o dos mecanismos para adquirir los dólares, uno de esos precios muy desviado del otro, del llamado tipo de cambio oficial. Y cuáles son esas razones por las cuales hay un amplio diferencial, el Presidente no se refirió a ellas, quizás las conozca, pero en todo caso, son sus colaboradores, ministros, asesores, y directorio del BCV los que le deben indicar al Presidente las razones por las cuales hay ese "enorme diferencial". Las razones de ese "desequilibrio" Se atreverán a decirle al Presidente que las razones son entre otras la actividad especulativa del Min Finanzas en la administración de su deuda y del ingreso fiscal petrolero, en el financiamiento de sus proyectos fuera de nuestras fronteras, en la venta de petróleo barato a sus clientes políticos, en la descapitalización de Pdvsa, que además de vender petróleo ahora vende verdura, pollos y mangos, en las restricciones de Cadivi bien por corrupción o por caída de las reservas internacionales, que caen entre otros por las transferencias a fondos de naturaleza fiscal –Fonden y otros-, en un manejo dispendioso del gasto público, en la perdida de independencia del BCV promovida por el mismo, en manejo arbitrario y discrecional de la política monetaria para sostener el crecimiento económico sobre la base de la inflación, al mismo tiempo que persigue a los inversionistas, en la perdida de los derechos de propiedad, en una palabra al socialismo, y claro a uno de sus acompañantes favoritos porque después de todo es el primer componente del ingreso fiscal, la inflación. La especulación es promovida en Min Finanzas y Pdvsa La diferencia entre ambos, la llama el Presidente especulación, desequilibrio, lo curioso de ello, es que la Asamblea Nacional legisló para que la gente no se le ocurriera mencionar que hay otro precio del dólar en el mercado, un mercado por lo demás alimentado y de manera absolutamente especulativa por el mismo gobierno, por Min. Finanzas, que durante años ha estado emitiendo bonos públicos que al ser permutados, en sus denominaciones en bolívares y en dólares, ese swap –permuta- indicaba un precio del dólar distinto del dólar llamado oficial, y del cual ya Cadivi asigna apenas unos pocos. Ese mismo mercado ha sido alimentado profusamente por Pdvsa, emitiendo similarmente bonos -a la fecha más de 11 mil millones de dólares en bonos- de los cuales una cosecha de esas emisiones ocurrió apenas escasas semanas, en el llamado bono petrolero, una especie de cachicorrinco financiero. Y en ese mercado del llamado dólar permuta, que emergía como arbitraje al ser esos bonos permutados, o swap, participan con mucho entusiasmo bancos e instituciones financieras del Estado, así como empresas del Estado, porque allí el arbitraje "cambiario" le dan más bolívares por cada dólar de los que les daría el BCV si se fuesen por el cambio oficial de 2.15 bolívares por dólar. La bifurcación cambiaria Este recordatorio de lo que ocurre en el mercado del dólar, en el permuta -swap- nos ayuda a comprender que curiosamente, eso que el presidente Chávez llama desequilibrio, fue generado bajo las necesidades del Gobierno para sostener su actividad especulativa financiera en la administración del excedente financiero petrolero, particularmente aquellas necesidades financieras generadas por la expansión política de la "revolución" hacia la región en búsqueda de clientes políticos, para financiar proyectos de inversión en la región, complaciente –políticamente hablando- con el apetito fiscal –y crematístico de esas dirigencias políticas- de países "hermanos" como Argentina, Cuba, Ecuador, además de los esquemas de petróleo barato a socios comerciales especiales, por fondos petroleros fiscales baratos provenientes de Venezuela y la transferencia de renta petrolera a clientes financieros locales. Esas necesidades financieras de la revolución bolivariana y sus socios en la región requirió de un esquema legal que permitiera las transacciones en bonos venezolanos –permuta o swap- y con ello poder adquirir divisas off shore a precios obviamente más cercanos con el punto de "equilibrio cambiario" y mantener bajo control la demanda por los dólares más baratos administrados por Cadivi, y ciertamente en "desequilibrio" también, o por restricción o por escasez de divisas en la propia corporación cambiaria estatal. La especulación legalizada Así, la AN cubrió de legalidad la permuta y en consecuencia la presencia de dos tipos de cambio, uno oficial y otro off shore –aunque no un tipo de cambio propiamente dicho-, pero si un tipo de cambio que arbitrara las permutas cuyos bonos públicos, colocados con prima, hacían posible que el arbitraje generara una "paridad cambiaria" por encima del tipo de cambio oficial a fijo de Bs. 2.15 por dólar. Sin embargo el mecanismo permuta, con el tiempo y la dinámica político-económico generada por las restricciones económicas y la restringida libertada cambiaria, creaba en la practica un simulacro cambiario que establecía un diferencial entre el precio oficial y el arbitraje permita y la desviación de los precios del dólar en ambos mercado, y en relación directa a acontecimientos políticos y en los últimos meses a dibujar los problemas de liquidez del sector público, particularmente los del Fisco y Pdvsa. Los colaboradores, ministros y asesores del Presidente a menudo le decían que el "mercado cambiario" en el permuta era solo marginal; es decir, se transaba pocos volúmenes, y por ello no debería registrar un gran impacto en los precios y costos, lo cual es falso, el volumen en realidad allí transado no es el que afecta los precios, sino el "impacto marginal" de cada unidad de divisa/bolívar allí transado que es a todo evento lo importante, dada las restricciones existente en el mercado oficial, opacado por la corrupción, y el racionamiento de divisas vía Cadivi. Por ello, ese mercado off shore al tener que abastecer la demanda de divisas va a ser determinante en los costos y precios en la economía venezolana hoy tres veces más dependiente de las importaciones. ….y la factura de las ineficiencias Ciertamente lo importante no es tanto el volumen transado, el cual a todo evento es sin embargo voluminoso, sino del impacto que sobre el precio en ese mercado tienen esas transacciones, y sobre todo porque por ser un "mercado libre" allí repercuten todos los eventos económicos normales que afectan todo tipo de cambio; a saber, liquidez, restricciones, déficit fiscal, inflación, para nombrar los más evidente, pero también se suman percepciones de riesgo, y claro el "costo" la revolución socialista y del "fin del capitalismo" y expropiaciones y estatificaciones, también tienen allí un impacto muy visible. Pero el subyacente básico que afecta ese diferencia, es decir la diferencia en esos dos mercados del dólar, uno cambiario el oficial y el otro un mercado off shore para adquirir la divisa, es la inflación, fenómeno político que ha marcado la política económica de expansión del gasto y de las practicas atroces en el manejo de las reservas internacionales del BCV., lo cual ha acomodado por pérdida de autonomía e independencia del BCV en las dos últimas reformas de las leyes del BCV, a una política monetaria expansiva para incentivar la actividad económica, la misma que el Gobierno restringe y reprime a diario, en el discurso político, en las leyes restrictivas de las libertades económica y en el debilitamiento y depravación de los derechos de propiedad. En el Gobierno se cree que muchos bolívares circulando aumentaran la dinámica económica y mantendrían el crecimiento económico, el mismo que el mutila a diario. El resultado de esas políticas es la inflación, tanto la que marca el indicador del BCV como aquella que marca el desgaste del presupuesto familiar, en todos los niveles sociales, obviamente mayor a la que marca el BCV. Miopía de los gobernantes que creen que esconder o manipular los indicadores puede burlar el comportamiento humano. La inflación es endógena al régimen político y es un mecanismo adicional de financiamiento del gasto público, deficitario a cualquier nivel de precios del barril de petróleo. alex102@movistar.net.ve
sábado, 5 de septiembre de 2009
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